Estaba tocando el piano, una tonadita algo llamativa o algo así, el punto es que te asomaste. Por esa razón o porque querías aliviar la curiosidad de ver la puerta abierta tan tarde. No viste a nadie en el salón de música. Sólo a mí, mi espalda. Y escuchaste algo más. Un "i'm going back to the start" y decidiste quedarte. Te recargaste en la puerta de entrada y yo, sin saber que estabas ahí, elevé mi tono de voz. No terminé la canción... al desentonar una nota paré y me quedé viendo hacia la nada (que en este caso era la tapa del piano) Hubieran sido unos 5 minutos si no hubieras interrumpido ese silencio tan bonito... ¿Por qué paraste?, me cuestionaste sin moverte de ahí. Voltée mi mirada hacia ti y te sonreí. Me recorrí en el banquito hacia la izquierda y con un movimiento en la cabeza -sin quitar mi sonrisa- te invité a bajar hacia la tarima, sentarte a mi lado y terminar la canción. Tú también te la sabías. Mientras tu cuerpo pasaba entre cada fila de bancas vacías yo trataba de recordar completa la canción. La verdad es que jamás había podido terminarla de tocar... algo faltaba. ¿Qué haces aquí? "Vi la oportunidad y no pude evitarlo". Te van a regañar... nos... "Y qué. Ven... " Dejaste tu mochila a un lado, frotaste tus manitas de emoción y te sentaste. Comenzaste a tocarla desde donde me quedé y yo la seguí cantando, pero cuando faltaban unas cuantas notas, la voz de la directora se combinó con la... ¡nuestra canción! ¿Qué hacen aquí? Las dos nos volteamos a ver y reímos... como un instinto, cerramos la tapa del piano, nos paramos, y nos acercamos a la directora como dos robotcitos al mismo tiempo y vertiginosamente. Lo demás no vale la pena recordar. ¿Te acuerdas?.
DULCE OLVERA
No hay comentarios.:
Publicar un comentario