
INFIERNO
Dante mexicano. No se apellida Lòpez ni Pèrez. Mucho menos Aliguieri. No se encuentra, estando aùn vivo, en el infierno, por òrdenes de la Virgen Marìa. Ni lo guiarà por todo el cono invertido el alma del poeta Virgilio. Dante mexicano se encuentra lo suficientemente ebrio como para quedarse acostado a lo largo de los asientos de un vagòn del metro rumbo a Rosario. Està profundamente dormido. Es viernes por la noche, despuès de haber trabajado màs de 8 horas en la fàbrica. No es viernes Santo.
Dante serà guiado en su sueño por un estudiante beneficiario del programa Prepasì. Simplemente, cumple su servicio social. Se llama Pedro.
El sueño de Dante mexicano ha sido estar en un lugar mejor que Mèxico desde hace mucho tiempo. Màs seguro. Menos conformista. Màs todo, menos Mèxico. Su sueño se ha cumplido. Dante està en el infierno.
-Oh, misteriosa sombra que quizà sòlo mis ojos pueden ver, decirme, ¿què lugar tan extraño es este?
-No debes asustarte. Yo, Pedro, he sido enviado por Marcelo Ebrad para hacerte cumplir tu sueño de conocer un sitio digno de ti. Yo me encargarè de guiarte desde el primer cìrculo hasta el ùltimo. Donde no querràs haber tenido nunca sentido de la vista... ya sabràs porquè.
-¿Cìrculos de què? Dante pregunta con gran asombro.
-Mi querido Dante -dice sonriendo Pedro mientras se quita su gorrita de Prepasì para arreglarse su cabello- Tù ya no te encuentras màs dentro de una fàbrica empaquetando galletas una y otra vez sin pausa alguna. Tu cuerpo ya no siente calor humano ni empujones dentro de un Metrobus a las 8 de la mañana rumbo al trabajo. Tu mente olvidarà lo que es pasar hambre y estar cansado. Aquì, en el Infierno, tu sueño y yo te permetiremos experimentar cosas que jamàs te imaginaste que alguien pudiera vivir para contarlo. Y es que, de hecho, no existen. Tù has sido elegido para ser el ùnico humano vivo que visite este lugar y pueda volver a regresar allà; màs arriba de los gusanos.
-¿Yo?
-Asì es. Y, andando. No podemos perder màs tiempo, pues, sòlo tenemos de aquì a Rosario para llegar a la punta del cono antes de que el señor de intendencia te despierte.
Dante mexicano no tenìa la menor idea de lo que Pedro le hablaba. Sin duda, estaba soñando. Pero, ¿por què entonces todo lo sentìa, veìa u olìa tan real?
-Este es el PRIMER CÌRCULO. Como puedes ver... aquì aùn nadie se queja de dolor. Sòlo se escuchan suspiros. ¿No te cuestionas què pecado han cometido estas pobres almas como para estar aquì? Debes saber que yo pertenezco a este primer cìrculo y me corresponde abogar por todos al asegurarte que nuestra ùnica culpa es haber tenido unos padres tacaños y huevones. Asì de simple, no hemos sido bautizados. Y peor aùn, las almas que murieron antes de que la Iglesia inventara ese rito o sacramento, como desees llamarle, son culpadas de no haber adorado lo suficiente a Yahvè. No se dignaron a matar a su ganado para ofrecèrselo o a tener un chingo de hijos y preocuparse sòlo por el primogènito.
-Oh, Pedro. Comienzo a comprender un poco, pero, disculpa la pregunta. Espero que puedas responderla sin algùn sentimiento de desprecio hacia mi indefensa persona. ¿Y las almas de personas musulmanas, budistas...
-Te ordeno en el nombre de todos los no diablos que tu boca se cierre por siempre si vuelves a pronunciar semejante sandez. -Le dijo con tal desprecio ya previsto que despuès decidiò ablandarse. Y le susurrò al oìdo- No quieres tener problemas, ¿verdad? Eres Dante mexicano. No lo olvides. En Mèxico abundan los catòlicos... luego sueñas una Divina Comedia de la santa muerte si quieres e inventas tus propios cìrculos.
-Por ahora, prosigiò, debo agregar que las almas de este cìrculo, mujeres, hombres y niños permaneceràn por siempre con la esperanza de ser perdonados. Con una pena sin tortura. Pero pena, al fin. Y todo por tener en sus sucios cuerpos el "pecado original" por haber mordido una manzana que una serpiente parlanchina te regalò.
DULCE OLVERA
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