
I
Eres como el sol de un atardecer.
Aquél que es golpeado
por ramas de árboles
a millones de kilómetros de él
si lo observas desde un automóvil.
/ y por más que lo evito,
a través del reflejo de la ventana
me sigue(s) abrazando con calor.
(Lejano.
¿Eres demasiado sublime como
para poder acercarme a ti de nuevo?).
II
Del cielo nunca cayó el manual,
el manual para no enamorarme de ti.
Y así como te inventé,
tuve que construirlo
con el resto de sueños y palabras que
guardé y cargué:
aquellas que no pude susurrarte
durante esos minutos que duró nuestra historia.
/No preguntes por qué.
III
Quizás el cielo de nuestro mundo alterno
sí lo hubiera enviado
junto con una luna y seis estrellas, pero...
¿qué necesidad de leerlo allá
si en él vivíamos tú y yo?
IV
Los que no existimos
no podemos amar
ni tampoco suponer.
Quizá, quizá...
¡quizá nada!
V
Regla número uno,
escribo en el cielo mezquino:
Jamás nos conozcamos.
No vivos
ni muertos
ni en sueños.
Perderte me mataría
y así no podría extrañarte
o sufrir tu ausencia
(por lo único que vale la pena
sentir profundo dolor).
VI
Regla número dos:
buscar una alternativa a
la primera norma...
nos conocimos
(y de las tres formas).
Por ende, estoy muerta de nuevo.
Así es...
por miedo a perderte,
he perdido la cuenta de cuántas veces
ha sucedido.
No obstante, supuse erradamente:
aun muerta, puedo envolverme en tu presencia inexistente;
lo único que (nos) queda.
VII
Regla número tres:
no pretender que aprendiendo a volar
podré regresarnos a aquel mágico planeta.
/ Ni siquiera voltear a admirar al cielo tecnicolor
pues me recordaría el color de tus besos.
VIII
Regla número cuatro:
por cada frase que recuerde
de nuestra conversación,
inventaré mil crueles respuestas.
/ Evocar las que en verdad pronunciaste
sería suicida.
IX
Regla número cinco:
mirar nuestra foto con insistencia
y ternura no te traerá físicamente a mi lado.
Sólo me restregará lo que he perdido
por falta de pluma, papel e inspiración.
X
Regla número seis:
Abrazar la almohada
en la que dormiste y dejaste impregnada
de aroma Tú
me dejará soñar tranquila,
mas no contigo.
XI
Regla número siete:
prohibido comunicarme contigo mediante
acordes de piano.
XII
Regla número ocho:
leer páginas sueltas
no me hará encontrar las letras
que te conforman.
/Tampoco las empastadas
ni las que están apunto de ser publicadas.
XIII
Regla número nueve:
fantasearnos no desaparecerá por completo
la hostil realidad:
ya no existes.
(pero existimos)
XIV
Regla número diez:
si quiero revivir, olvida todo lo anterior
y ama.
XV
Ámalo, sólo así podrás vivir y volver a suspirarle eternamente.
Vive y escribe:
sólo en ti podrá existir.
DULCE OLVERA
"Posdata, sé que no me buscaba, pero me encontró". A.Castuera-Micher.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario