
Preguntaste mi
nombre
edad
ocupación
nacionalidad
y dos tazas de café después,
mi número telefónico.
Arriesgaste entre
humo de cigarro y un estornudo,
averiguar mi estado civil.
Hace seis días y dos suspiros,
durante tu primera llamada:
la más esperada
sorprendente y anhelada
/ nuestro primer encuentro lejano...
yo te di mi objetivo.
"Construir un mundo entre
tú y yo, desde cero
hasta diez, ochenta y tres o cien mil días:
los necesarios para apasionarnos,
conocernos, aceptarnos, enamorarnos,
odiarnos, extrañarnos, llamarnos, soñarnos
y jamás olvidarnos", dije.
El silencio no se hizo esperar
así que arrojé mi educación
y experiencia:
en alucinarte
dibujarte
acariciarte
besarte
idolatrarte
apoyarte
comprenderte
escribirte
sonreirte
cantarte
llamarte
pensarte
buscarte
vivirte
"¿Idealizas?", cuestionaste.
--No, pero hablo portugués.
Al mes,
reconociste mi conocimiento
en admirarte con distintas
miradas y aromas.
A los cuatro meses,
evidenciaste mi privilegiada
presencia dentro de tus sueños
reales e irreales.
Al año,
tras mi inexplicable ausencia,
optaste por el recorte de personal
y dejarme sin indemnización
de saludos o incluso cordialidades.
Ahora me arrepiento de no haber
mentido en mi nombre.
DULCE OLVERA
No hay comentarios.:
Publicar un comentario