sábado, 3 de octubre de 2009

¡Júreme que pudiera ser cierto!

Quién iba a mostrarme
que un abrazo
y una conversación
al mismo tiempo,
pudieran ser tan confortantes.
Quién más iba a ser
que usted.

No recuerdo su aroma,
no recuerdo qué hablamos...
sólo sus brazos entrelazados
a los míos y mi cabeza
recargada en su pecho
pensaba:
¡Qué reconfortante
es ésto!

DULCE OLVERA

No hay comentarios.: