Quién iba a mostrarme
que un abrazo
y una conversación
al mismo tiempo,
pudieran ser tan confortantes.
Quién más iba a ser
que usted.
No recuerdo su aroma,
no recuerdo qué hablamos...
sólo sus brazos entrelazados
a los míos y mi cabeza
recargada en su pecho
pensaba:
¡Qué reconfortante
es ésto!
DULCE OLVERA
No hay comentarios.:
Publicar un comentario