

Siempre lo he pensado, pero esta vez quiero sugerirlo; a ver qué pasa. Sin duda, todos identificamos cada uno de los personajes de los billetes que circulan por todo el país, desde la mano de un niñito que acaba de salir de la escuela y quiere sus papas con salsa hasta la de un empresario que recuerda que no sólo existen las tarjetas de crédito. Ya saben, el Benito, "móchate con uno de Morelos", etc. Pero, ¿realmente merecen ser recordados de esa forma?
Comencemos con el de $20 -aunque debería con el de diez, mas ya no existe y qué lamentable: estaba el buen Zapata- Sí, ese azulito que, si lo doblas de cierta forma, dice Te amo, ese del famoso Benito Juárez. Recuerdo que desde siempre nos lo han pintado como un pan de Dios... pero, ¿verdaderamente lo fue? Ya sea sí o no, él debe sentirse muy feliz desde su tumba, sabiendo que festejamos su natalicio. Aquel oaxaqueño se quedó huérfano muy pequeño, su tío lo obligaba a estudiar pa'sacerdote, pero el buen Benito sabía la verdadera clase de arañas predicadoras que son y se fue por la abogacía.
También le entró a la política... incluso padeció de la tiranía del dictador, perdón, de la Alteza Serenísima, Santa Anna: lo exilió por no haberlo querido cubrir en sus fechorías entre presidencia y presidencia. Mas la justicia llegó con el plan de Ayutla que, sin pernsarlo dos veces, Benito apoyó para decirle "a chingar a su madre al Santa Annita".
Después, su ya cuate, Juan Álvarez le dio un buen puesto con el que pudo crear la Ley Juárez, es decir, bajar de las nubes a los sacerdotes y a los militares. Pero eso le trajo problemitas, por ejemplo, ya incluso como presidente lo perseguían la bola de, literalmente, Conservadores. Aún así, Juárez agarró fuerte sus pantalones y nacionalizó los bienes de la Iglesia, ¡órale!, que de algo sirviera la religión además de ser el refugio seguro de todos los desesperados mexicanos.
Otra de las cosas que son de aplaudirle y que mejor se debería ilustrar en el billete es a Juárez dándole una patada en el trasero a Maximiliano de Hasburgo. ¡Precioso se vería con ese fondo azul! Házme el favor, tratar como rey a un extranjero y desconocer a un zapoteco. La tierra es de quien la trabaja, no de un hombrecito que se viste ridículamente y que tiene a una cuernuda esposa con narices de pelota.
Todo iba tan perfecto, la Iglesia iba perdiendo su poder "divino" hasta que los franceses metieron su cucharota. La humanidad no está capacitada para confiar en sí misma y se atiene al cielo. Pero en fin, bien decía Juárez: " la historia nos juzgará" y aquí los ridículos son ellos, aunque la mayoría piense lo contrario y les bese las manos con que "consagran" el cuerpo del buen revolucionario de Nazaret, la principal víctima de esos hocicos blasfemos... ya, perdón.
Retomando el punto principal, Benito seguía siendo perseguido por los franceses, pues, aquí el legítimo era el extranjero (Maximiliano), ya ven que sólo en México pasa eso. ¡Huyendo y con la pena de su recién fallecido hijo!, quien se refugiaba en Nueva York porque su papá defendía la verdad.
Finalmente, Maximiliano cometió un gran error: mantener las leyes de Reforma en vigencia, por lo que la Iglesia sacó sus garras y se quedó solito y desamparado. Todo lo contrario al señor que ya escuchaba de voz del pueblo, la única que cuentaa: ¡Viva Juárez! México comenzaba a respirar libertad.
Aquel hombre de peinado peculiar decía: "No los entiendo, no entiendo a quienes se quieren enriquecer de la miseria, de las masas, del dolor y del sufrimiento de los otros, pero estaremos atentos Don Sebastián (Lerdo), ahora dejaremos que se hagan ricos, después ya les cobraremos impuestos terribles para devolver esa riqueza a las manos de la nación (...) ¿Por qué siempre es el pobre el que sufre más? ¿Por qué siempre es el pobre el que lo tiene que dar todo mientras que otros se aborazan y se envilecen buscando sólo la riqueza material?, pero ay de aquellos que lo han hecho porque, si yo sigo siendo el presidente ¡lo pagarán! Lo juro ante usted." Por esa razón se le perdonan sus reelecciones, valían la pena, él sí luchaba no imponía impuestos ridículos.
Sin embargo, una cosa es patear traseros y otra es permitir la muerte de personas con esposa e hijos como lo fue Maxi y sus otros dos compas acusados de traición y ursurpación. El pueblo estaba cegado bajo la yaga de la venganza y rencor; sólo querían sangre, ¿de qué les sirvió? Mejor sólo los hubieran corrido a bombazos como al rencoroso Santa Anna.
Pero bueno, también se le perdona porque era tan liberal que, una vez, no se quiso hospedar en un hotel llamado Iturbide porque había éste sido emperador. ¡Bravo! Apoyó a la educación gratuita y laica, en el país abundaban los analfabetas...
Por cierto, cada que vean "Al caballito" en Reforma, veánlo feo porque en ese lugar se reunían conservadores tratando de conspirar contra la imagen del billete de a 20. Contra aquel hombre que ya no continuó como presidente, a pesar de volver a haber sido ganador en las elecciones por un suceso que lo destrozó interiormente: la muerte de su esposa Margarita. Además de la presión de Porfirio Díaz acusándolo de dictador, desde luego, moría por el poder: sabemos que después, el verdadero dictador se volvió él.
Pero no quiero finalizar con desprecio hacia su compatriota, creo que Benito Juárez, el Benemérito de las Américas, realmente merece ser recordado cada que te den un cambio de a veinte. De no saber nada de español pasó a sacrificar, indirectamente, a dos de sus hijos con tal de liberar a nuestra patria.
Zapoteco que no se dejó cegar por el poder, como él, han habido muy pocos y por esos pocos vale la pena aún decir sin tanto sarcasmo: ¡Viva México! Y si sólo así se le puede recordar, por medio de dinero, de ese yugo con forma de letra S, que viva el billete de $20...
DULCE OLVERA
No hay comentarios.:
Publicar un comentario