domingo, 6 de junio de 2010

Por favor, apaga el horno en 20 minutos...


Y es que el anciano en pijama realmente estaba indignado. El volumen de su voz aumentó a tal grado de sacar una carcajada a quien fuese. El señor del bigote trataba de calmarlo, pero... el carro número 45 era el que pintaba para ganar al menos en esos 2 primeros segundos, quién sabe si chocaría en la décima segunda vuelta. La voz de alguien caía del cielo, eso parecía, no me consta.

Sería bueno preguntarle a la mujer de la gabardina café claro que camina con tanta seguridad de no ser atropellada: el monito verde del semáforo la impulsa. No importa interrumpir la llamada que atiende con... ¿un agente de la policía? Nah, cerveza. Fotos de un individuo desconocido golpeando una guitarra eléctrica de esas caras, de esas dignas de salir en fotos. Esa imagen, sin duda, te da ganas de una y ¡bien fría! Pero por tratar de descifrar el destino del instrumento no se sabe de qué espumosa marca conviene más según la voz de la chica. ¿Cuál chica? La de la gabardina ya se esfumó...

El de la máscara roja avienta al de la melena negra y sudosa fuera del cuadrilátero, ese insignificante hecho hace que una señora de unos 36 años, se desconoce su estado civil y ocupación, dé uno de los gritos más perturbadores hacia el oído izquierdo del dueño de la melena que fue a dar rodando justo enfrente de su asiento de primera fila. El niño grita también... no por el fútbol.

Las piernas de esos jugadores en medio de imágenes editadas en una computadora de última punta no chata corren y corren y el balón se ve hasta al final de la toma. Aquel balón con puntitos negros ya más grande que las piernas. La magia, la magia de la tecno...
-¿Te puedo pedir un favor?
logía. Otras piernas. De mujer. Sin bellos, verá, se depiló. De lo contrario, no podría estar anunciando aquella crema hidratante. En comerciales, sólo mujeres que conozcan el dolor de la cera depiladora...
-Sí, qué pasó...
-Mira, lo que pasa es que ya me tengo que ir, pero... (continúa hablando)

Qué ojotes los de esa jirafa casi adulta que se dirige hacia el árbol mientras el documentalista hace en galardonar sus bellas manchas... ¡Ay! Ya terminó la serie de las 4. ¿cómo se llamará la cancioncita? ¿Por qué siempre las cancioncitas del término de un programa son tan... tan éso?

- Lo puedes hacer, ¿o no?
- ¿Eh?
- Que si, por favor, ¡carajo! ya que me tengo que ir al súper eres tan amable de... (sigue gritando)

"Olé", un pobre toro escucha enmedio de una plaza. Seguramente, de España. El oso polar... amarillito, ¿será por el frío?

-Oh, ¡que sí! No te preocupes, yo me encargo de... ¡eso!
-Gracias. Se escucha mientras la puerta del departamento se cierra.

El anciano ya está mojando su pijama con sus lágrimas... hasta que, la pantalla se queda reflejando a un gordito en camiseta blanca de tirantes con un control remoto en la mano. El hombre está bostezando y rascándose los...

DULCE OLVERA

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