
Y ahí tienen a Si
sentada en el borde de la cama
dispuesta a nada con esos pies colgando.
Sólo viendo al que la acaba de
inclinar hacia el centro
con el abrazo tirador de Do.
Sus brazos no dejan de rodearla
como si quisiera protegerla hasta de un mosquito
y Si escucha de Do un
me encanta estar a tu lado.
La sonrisa no la escucha, la siente
que es mejor.
Do y Si ahora se encuentran
debajo de la sábana
la de puntitos que compraron juntos
hace muchos puntitos sin decolorarse.
Pero el sol de la nueva mañana
les permite seguirse mirando
de todo un poco,
la ceja mal depilada de Si y el resto de baba de Do.
Si le suplica un beso
y los labios de Do acarician su frente.
Sabes a qué me refiero
y Do lo sabe.
DULCE OLVERA
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