viernes, 10 de septiembre de 2010

Verdades del 9/11


Joder, 10 de septiembre. Desperté después de una siesta depresiva. Vi el reloj y eran las ocho de la noche. Decidí prepararme un capuchino. Me lo tomé casi de un jalón y seguía siendo 10 de septiembre, joder, repetí. Hace dos años juraría que morí por tres segundos y lamentablemente, reviví al cuarto para percatarme de lo miserable que sería mi vida desde ese momento. Por fortuna, sólo fue una espectativa motivada por un corazón roto. No quiero ni recordar cómo y qué. El quién es inevitable. Quisiera pensar: "mañana será otro día."

Pero resulta que el 11 de septiembre es peor aún. Hace cinco años juraría que salté como imbécil enamorada hacia una especie de maya alegremente idiotizadora... todo eso a cambio de ser infeliz por unos 700 días de mi vida. Dios joda al mes de septiembre.


La solución siempre es pensar en otras cosas. Mi mente se fue a períodos anteriores, cuando el amor me era tan indiferente como un reloj a las 10 de la noche de un diez de septiembre (menos del 2008). No fue difícil encontrar en qué distraer mis sentimientos tristes: "Ah, chinga, ¡ya nueve años del atentado a las Torres Gemelas!" Curiosamente, yo tenía esa edad cuando desde el comedor, vi en las noticias un video tomado por un ciudadano gringo que decía: Oh my god!, señalando un avión estrellándose a lo pendejo en una de sus preciadas torres.

Carajo, es como si yo estuviera poniéndole a mi celular un chip registrado a nombre de Peña Nieto frente a la Torre Latinoamericana y de pronto, ¡se estrellara un mugroso avión! Desde luego, de Aeroméxico o Volaris. Que en paz descanse, por cierto tiempo, señora Mexicana de Aviación.


Nueve años. A esa edad tenía problemas mayores (bulling) como para preocuparme por el hecho de que un pinche musulmán loco decidió molestar a su compa George W. Bush como sólo los de su raza saben: ¡con explosiones! Sin embargo, nueve años después, me gustaría poner sobre la mesa dos hipótesis acerca de este atentado terrorista. Desde luego, sin la intención de criticar al gobierno americano. Simplemente, quiero incomodar al lector para que al menos, ya seamos dos los que no podamos dormir esta noche. Joder, la noche del diez de septiembre...


La cosa estuvo así: 4 aviones secuestrados por el grupo Al Quaida una hermosa mañana de 11 de septiembre del 2001 a las 8 y pico. Dos se estrellaron en las Torres Gemelas, afectando también al World Trade Center. Otro, en el Pentágono en el estado de Virginia. Y el último, aseguran, no completó su misión por la rebelión de los pasajeros secuestrados. Ajá, sí... y yo soy Blanca Nieves.


¡Señores! Aquí viene la primera hipótesis: fue cosa del gobierno estadounidense. Diría que cosa del diablo, que a fin de cuentas, son lo mismo. Iré al grano. Ellos planearon deliberadamente todo: ellos mismos secuestraron los aviones de American Airline, y por si las flies colocaron explosivos debajo de las torres para que se derrumbaran por completo. Muchos sobrevivientes perjuran haber visto dichos TNT. Además, la forma en como "cayeron", lo confirma más.


EUA, víctima de un atentado terrorista. Por lo tanto, ¡tienen el derecho de atacar a quien quieran "para vengar o hacer justicia" a las miles de víctimas inocentes! (gringos e inmigrantes) Una vez más, son los héroes. ¿A quién culpamos?, ¿a Rusia? "Fuck, son superiores en armamento, ¡mamais! Oh, claro. A un país pendejito de Asia, donde se bañan en petróleo", pensó avariciosamente Bush (en realidad, sus achichincles, ese cabrón se la pasaba rezando)


"Ossama Bin Ladden es un loco, maniático, feo y para colmo, ¡musulmán! Entonces, si de algo me sirvió estudiar en Yale... ¡A atacar a Afganistán! Comenzar una guerra contra el terrorismo, salvar al mundo entero, buscar la paz... ah, y de paso, chuparles todo su oro negro". Por fortuna, hace unas semanas a Obama le dio por cumplir una de sus promesas de campaña electoral y decidió amablemente retirar a su monstruoso ejército de Bagdag y terminar la guerra. Dios bendiga al premio Nobel de la paz. Pfff...


La segunda increíble hipótesis es que Ossama y sus carnales de Al Quaeda sí son culpables. Definitivamente, sí están bien pinches desquiciados y EUA fue víctima absoluto. Por lo tanto, George Bush no quiso quedarse como el presidente pendejito y permitió correr la voz que todo el atentado fue provocado por el gobierno. Así, logró meterle miedo no sólo a sus paisanos, sino al mundo entero: "¿EUA es capaz de hacer eso? ¡Qué no hará! A seguirlo consintiendo, joder."


En fin, quizá haya muchos datos que contradigan mis hipótesis (basadas en la de muchos especialistas) como la lista de nombres de los secuestradores que más asiáticos no pueden sonar, los ataques posteriores con ántrax, etc. Pero entonces, ¿por qué... Ah, 10 de septiembre... no me dejas analizar...
Sea lo que haya sido, los invito a mañana asistir con el pastor estadounidense Terry Jones y quemar un Corán (libro sagrado pa' los musulmanes) para conmemorar los atentados. Vamos, señores, a vengarnos como niñitos de kinder y provocar la furia de esos amantes de bombas y rezos eternos. Cualquier cosa menos recordar mi propio atendado, mi propio 11 de septiembre...

DULCE OLVERA

No hay comentarios.: