
/ Desde hoy,
soy manca.
Segundos después de escuchar
dos veces su
"ya no me importas"
recurrí a azotarme la puerta en la mano izquierda:
sin ella, ya no tendría cómo escribirle.
Sin embargo
/ a pesar de que la sangre no paraba,
mis lágrimas dolían más
me repetían a gritos unay otra vez
su mirada, su adiós sin titubeos, su mi vida sin ella.
La otra mano se cayó sola:
no soportó verme sufrir tanto.
/ Desde hoy,
estoy manca
y aún así me las ingenié para escribir(te).
DULCE OLVERA
"Pon a dieta a tu ausencia: aún me pesa demasiado... o más fácil, vuelve".
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