"Era un oso polar que...". No, eso no me dice nada y por
consiguiente debo borrarlo (en otra época hubiera echo bolita la hoja de papel y
la hubiera arrojado con coraje ante mi nula inspiración). Vamos oso polar, dime
algo. Sé que debo iniciar este escrito así o mis letras siguientes no
conmoverían como yo, él y no sé quién más desea. Es una especie de reto; no
arbitrariedad.
Denise (con una sola ese) no ha puesto atención en el sentido sin sentido del párrafo, sólo trata de identificar y analizar cada elemento gramatical. Sudaría si sus glándulas le funcionaran adecuadamente; bostezaría si tuviera sueño; comería galletas si tuviera dientes... ¿Debiste poner punto y coma o coma?
--¿Quién dijo eso?, pregunto. Sí, yo, escritora...
Denise (sin doble ese) se ha parado de la silla para rascarse el talón cómodamente. La idea llegó: el oso polar que se rascaba el talón; "¿Tú hubieses puesto punto y seguido?" No hubiese puesto nada porque no tengo una maldita pluma a la mano, ni siquiera tengo mano.
Conmover es un reto, claro está. Y poeta no logré ser ni en la secundaria cuando enamorado de Rita estaba, oh sí, cielo azul y estrella brillante. ¿Ven?...
--Veo.
Leo.
Denise sin ... (ya saben, sin ese) no contesta. Sigue analizando su oración parentética del "oh sí"; en definitiva, iba entre comas.
¿Según quién? Según la Real Academia Española (¡y Pontífice!)
--¿Y Pontífice?, dudo con la galleta en la mano que Denisse no pudo comer y aquél sostener.
Pero hubo mala sintáxis en eso de Rita y su amor y... la chingada. ¿La violada? ¡YA CÁLLENSE!
--Yo no estaba hablando, aclaro.
¿Por qué con mayúsculas?
Denisse (con doble ese, ¿por qué no?) avienta todos sus libros y diccionarios: con mayúsculas porque se me da la gana, estúpida erudición vacía y robótica. (contesTa.)
El oso polar que escribía como a la DRAE se le dio la gana establecer a través de un convenio de unos cuantos. El oso sumiso.
--Oración subordinada explicativa, muy bien. Concluye su yo intelectual.
DULCE OLVERA
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