martes, 20 de septiembre de 2011

4:22pm


Simple,

embelleciste el encuadre de la puerta

mucho antes de abrirla.

Bastaba saber que

en determinados tic-tacs

te vería
/ y así fue.


Mi modo de ver una puerta

jamás hubiera

sido tan detallado

si no fuera por vos.


La puerta se abrió:

el brillo de mi mirada lo dijo todo,

mi encuadre se limitó a tu sonrisa

/ sin dejar de percibir el resto

con el tacto de la emoción.


La proxémica entre vos y yo

se fue reduciendo

entre paso tuyo y temblor mío.

/ El momento careció de sonido y tiempo,

salvo los latidos de un corazón vertiginoso.


Al final,

me mostraste un encuadre

tierno que desconocía,

un beso.


El resto es indescriptible...


DULCE OLVERA
"El beso es un encuadre", mi profesora de Semiótica

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