
Si el momento hubiese
sabido que existiría...
si el lugar hubiese
imaginado que presenciaría aquello,
si el reloj hubiese
comprendido lo que marcarían sus manecillas...
Aquel momento
inventó la espontaneidad,
el deseo natural eternamente
/ se almacenó en la memoria
de una soñadora.
Si la mañana de ese día
aquellos cuatro brazos se hubieran
enterado del maravilloso instante que permitirían...
Todo y nada:
aquel momento inesperado
surgió por la unión de dos desconocidas
en un abrazo.
/ Quizás algún día
se conviertan en una sola.
DULCE OLVERA
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