
Tus palabras
me han obligado a refugiarme
en la tranquilidad de la subjetividad.
Cada fonema articulado por ti
lo tomaré como error de mi parte,
me sumergiré en la magia
de la interpretación particular
/ será mi escudo ante lo inevitable.
Entre vos y yo no habrá realidades,
ni mundo alternos
ni fantasías
ni sueños
ni ilusiones:
sólo palabras sin significación alguna.
Sólo las utilizaremos para recordar que estamos
alado, ahí, ofreciéndonos mutuamente
vuestro hombro:
tomaré tu mirada,
tu abrazo, tus sonrisas y
tus lunares dispersos como la única vía de
comunicación.
Sólo así no existirán malentendidos,
discusiones o promesas sin cumplir.
Todo neutro
entre vos y yo...
Pero antes,
pido de favor a la voz de vos
que hable por última vez y me prohíba
callarte y además,
me enseñe la diferencia entre
lo que se dice y lo que se termina entendiendo.
/ Quiero confiar en sus palabras...
DULCE OLVERA
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