domingo, 9 de octubre de 2011

Reflexión de un par de hormigas desveladas


Bastó con que se asomara por el espacio entre los dos cajones de aquel buró para que Hueber (sí, la del registro civil se equivocó) pudiera resolver su duda: esos murmullos que escuchaba entre los silencios del grillo desvelado, eran dos hormigas jugando póker a las 3:45 de la mañana. Sólo eso. Qué alivio, podría regresar a dormir tranquilo.

No obstante, le resultó un tanto extraño verlas tan despreocupadas, tan tarde y tan apenas mitad de la semana, ¿no tenían responsabilidades a la mañana siguiente como todo el mundo, aun siendo insectos? Quiso cuestionarles, pero primero decidió ir al baño. Al regresar a su recámara, se talló los ojos, bostezó, se rascó los huevos y finalmente se agachó para ver mejor a las hormigas jugando póker. Una de ellas fumaba y la otra estaba lo suficientemente concentrada en su jugada como para sostener un pitillo, aspirar y echar humo cada cierto tiempo. Eso o era asmática.

Hueber se percató que si controlaba sus respiraciones, podía escuchar su plática. Lo que le sorprendió es que las hormigas no notaran su presencia, pareciera como si fuera invisible para ellas pese a su tamaño evidentemente mayor. Comenzó a parpadear con más cuidado para continuar con esa "invisibilidad". Qué ventaja: poder ver, escuchar y no ser visto ni escuchado. Se sintió Dios un rato. Pero serlo de hormigas no le resultó muy gratificante y decidió volver a ser un simple ser humano agachado frente al buró de su cuarto a las 4 de la mañana de un jueves.

--No te creas, están igual de locos--comentó la hormiga después de soplar humo.
--¿Por qué lo dices?
--Hablan con seres que no ven, les piden favores a estatuas de muertos de hace más de tres siglos, se pelean por papel, se aislan de las personas con quienes están para platicar con gente lejana, se creen dueños entre ellos...
--Paso--advierte la hormiga asmática con un par de cartas.
--En fin, para no hacértela larga: imaginan cómo es una persona y si dicho sujeto no es así, ¡se enojan, se indignan o se entristecen!
--¿Idealizan a las personas?--cuestiona contrariada y a punto de que le dé un ataque de asma por la impresión.
--Así es...--apaga el cerillo en la pequeña mesa.

Hueber gira los ojos hacia arriba. Reflexiona y la idea procesada en su mente desvelada lo hace sonreír. En efecto, qué tiene que él vea hormigas jugando póker en su buró si todas las personas fantasean con otras personas. Todo el mundo es esquizofrénico, Hueber es uno más.

DULCE OLVERA

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