viernes, 6 de julio de 2012

Voces

Me quedé mirando
la lluvia caer
y cómo las gotas se empujaban mutuamente. 

Tu ausencia cambiaba mi percepción:
quizá sólo eran mis lágrimas
y la tarde se mantenía seca
esperando la llegada de la luna.

Recuerdo haberme quedado
sin movimiento
hasta que la obscuridad
me fue abrazando con el paso de la noche.

El viento me recordaba
la sensación de frío en el alma.

Me alegró la nula presencia de iluminación
sabía que cualquier luz
podría aparentar una esperanza
podría llegar a representar esa respuesta
que tanto esperaba.

Sólo me engañaría
y así fue como me quedé dormida
entre el silencio y tu voz. 


DULCE OLVERA 


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