lunes, 28 de febrero de 2011

El limonero de las promesas


--Señor, no puede pasar; estamos en junta, comprenda, por favor –se oye a la entrada del Limonero.

--No me importa, ¡exijo que se me cumpla mi deseo! –grita el aguacate inconforme, forcejeando con los guardias.

--¿Qué pasa aquí?, ¿por qué tanto alboroto? – finalmente cuestiona el limón líder.

Tras algunas horas de discusión entre los limones y el aguacate, el Limonero vuelve a la calma. El aguacate, sentado y tomando un té, luce más tranquilo. Los limones han logrado persuadirlo sobre lo inconveniente de su deseo: hace algunos días, solicitó “ya no ser fruta, sino una verdura” como la mayoría lo considera. “Estoy harto de ser lo que no soy”, argumentó. Sin embargo, la política del Limonero tiene ciertas reglas morales; y una de ellas es no cambiar el destino de los solicitantes brindado por la Madre Naturaleza.

--Señor Aguacate, hijo del Persea, no hay duda… usted es una fruta—comienza a hablar el secretario Limono, mientras acomoda su corbata--. No tiene por qué renegar de sus orígenes. Si fuera una verdura, probablemente no poseería los elementos necesarios para reducir el colesterol y con eso, evitar infartos o hemorragias cerebrales a sus consumidores…

--Pero no soporto que me humillen dentro de ensaladas o sopas sólo porque soy impotente—interrumpe para expresar su máxima frustración.

--El hecho de que contenga poca azúcar, no lo hace impotente, señor. Incluso, ha de saber que en Brasil, sus familiares se comen como postre. Además, ya que también contiene vitamina D, usted ayuda a evitar osteoporosis, dermatitis…

--¿Y qué? Soy grasoso—vuelve a interrumpir.

--Señor, su grasa es insaturada; y de hecho, sólo representa un porcentaje mínimo de todo su ser.

--Para ustedes es fácil decirlo: son la fruta más curativa de toda la especie vegetal—comenta desganado--. Además, ¿cómo no voy a renegar de mis orígenes si mis antepasados fueron considerados por los aztecas como fruta afrodisiaca? ¡Requiero ser una verdura decente!

--Tranquilo auakatli, –se oye al fondo de la sala—significar testículo no tiene nada de vergonzoso—finaliza Limo Norres, el clásico políglota presumido del grupo.

La pelea hubiese comenzado ahí, si el limón líder no hubiera alzado la voz para aclararle a su demandante que las frutas eran más aceptadas que las verduras, sobre todo por los niños. "Y fin de la discusión". Ante esto, el señor Aguacate no tuvo más que decir: “Malditos limones amargados autoritarios”; y aceptar el té que se le había ofrecido desde su llegada. Al parecer, había madurado…
DULCE OLVERA

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