
/Desperté...
sí, desperté.
Tenían razón los que dicen tenerla;
(el) mundo no se acaba sin ti...
Sin embargo, mi almohada, las sábanas
y parte de mí estaban cubiertas de sangre:
me quedé dormida
abrazada del reloj de arena
y lo he quebrado
/ ya estaba resentido ante tanta espera,
no me culpes del todo.
Ya no tengo nada qué perder
/ he perdido la cuenta de cuándo te veré
cuándo me verás
cuándo escucharás mi petición de ser escuchada
y cuándo me dirás Adelante, te escucho.
Ya no tengo nada qué perder,
/ ese día jamás llegará
(la arena me ha cubierto de nuevo)
esta vez no es contra mí,
es a mi favor: no quiere que vaya a verte
ni mucho menos a articular media palabra /
Sabemos que ese día significa un nunca más;
y para mí, con sangre o no,
ese condenado adverbio, sustantivo, ¿artículo?
no existe
/ aunque ya debería irlo agregando...DULCE OLVERA
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