
Exhalo ansiedad
por verte, mujer.
Vuelo
camino...
es complicado volver
a inhalar aún sin ella.
Sudo deseos y todos se relacionan
con poder mirarla
/ aquella bella con sus ojos
y los míos,
mis ojos todavía sin acariciarla.
Es inútil,
he perdido el sentido de encontrarla.
Desilusiona.
Desalienta.
Incita a suspirar,
alejar con tristezas turquesa toda
posible ilusión naranja.
Cortas tus alas,
desciendes
caes terriblemente sin control
/ sin internar frenar.
Esta vez respiras lento,
no te perturbas:
te dejas desmayar
antes del último golpe contra lo real.
Duele.
Sed de cantarle
hambre de fuertes e inseparables
abrazos únicos y sensoriales.
Tu aquella, tu poesía.
Escupes desesperanza.
Tus alas rotas
cubren tus cansados párpados.
No quieres mirar,
la obscuridad es tu aliada:
no te abandonará a menos que
abras tu alma.
Lo haces.
Ves, miras, percibes.
La locura te da unas palmadas:
es ella,
a lo lejos se cubre del sol.
No puede,
ella, mujer, irradia luz propia.
La has admirado por segundos
y te ha dejado ciega.
Ya no exhalas, ya no sudas;
bebes de ella.
La escuchas,
te abraza,
se aman.
Ya no puedes mirar ese amor.
Ambas lo sienten dentro de sí,
brillan.
Ella, mujer noble,
te lo describe con un beso.
DULCE OLVERA
Feliz día de la mujer. Es un honor amar a una.
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