Cuento con dos ojos azul lluvia capaces de guiarme a trazar cada letra de tu nombre en una ventana empañada y golpeada por gotas despistadas. Es una habilidad casi alienígena. Oír los truenos más rápidos que el sonido me permiten escribir con letra de molde. Estar frente a tu nombre es tan noble como un abrazo o un arcoiris dibujado con una sola crayola, con una sola mano por un solo niño.
No trates de entenderme. Sólo imagíname frente a ese cristal lleno de gotas sensuales que acarician su último segundo de existencia antes de evaporarse y, pobres desdichadas, jamás llegar a ser charcos. Frente a ese cristal mis ojos azul lluvia me incitan a volver a escribir tu nombre, volver a trasladarte textualmente a mi lado y, por magia proveniente de una nube no tan gris, amar tu representación tanto como amo mirar que me mires.
DULCE OLVERA
No hay comentarios.:
Publicar un comentario