-Texto y fotos por Dulce Olvera
Guardar silencio y no tocar son hábitos comunes de los visitantes de museos que la exposición "Santos vivientes" de Michael Landy incita a romper: el propósito del artista es el movimiento, el ruido y la interacción que culmine en destrucción y con ello en la representación de los mártires perseguidos.
El creador inglés decidió inspirarse en los miles de cristianos que por tres siglos durante el Imperio Romano fueron encerrados, torturados o asesinados por su fe en Cristo y, posteriormente en el Renacimiento, plasmados en pinturas.
Al considerar que su obra sería comparada con la de los otros grandes maestros exhibidos en la National Gallery de Londres, Michael Landy decidió trasladar a los santos mártires del lienzo a la escultura monumental.
“El hecho de que todos los artistas que están representados en la National Gallery estén muertos te pone en desventaja de inmediato. Y vas a ser juzgado en relación a la colección, así que sabes que no vas a ser suficientemente bueno. ¡Es un buen lugar para empezar!”, afirmó.
"Santos vivientes" se expone en --el lugar resulta muy oportuno-- el Antiguo Colegio de San Ildelfonso en la Ciudad de México. Está conformada por ocho esculturas, 40 dibujos y collages realizados en más de tres años.
CHOQUE DE CREENCIAS
La exposición recibe con el busto de un santo que mira fijamente una cruz. La obra evoca a la descripción del Papa Juan Pablo II sobre ser mártir, sobre "afrontar por Cristo la tortura y la muerte".
En el 2000, el Santo Padre escribió que "el martirio es la prueba más elocuente de la verdad de la fe". Sin embargo, para los intelectuales del siglo II, tener fe en un hombre crucificado era "una locura" y por lo tanto, una razón para evitar la extensión del cristianismo.
"A los cristianos hay que eliminarlos como destructores de la civilización humana", decían.
"A los cristianos hay que eliminarlos como destructores de la civilización humana", decían.
Antes de mostrar el resto de las esculturas, el museo ofrece una introducción tanto audiovisual como gráfica. No obstante, desde el pasillo de los dibujos de engranajes y cuerpos mutilados, el visitante escucha misteriosos ruidos provenientes de la sala lateral. Mismos que el obispo Eusebio (Palestina, año 265) percibió en el periodo del Emperador Diocleciano debido a la destrucción de iglesias. De acuerdo con lo que documentó en Historia Eclesiástica, también hubo confiscación de bienes; entrega de libros sagrados o torturas hasta la muerte si no se rendía sacrificio a los dioses romanos como acostumbraban los paganos.
SAN ESTEBAN
Las Sagradas Escrituras, en el apartado de Hechos, registran que en el siglo I una asamblea de jueces judíos (llamada Sanedrín) acusó a San Esteban de hablar contra la ley.
"Este hombre no deja de hablar palabras contra este santo lugar [Jerusalén] y contra la ley. Porque le hemos oído decir que ese Jesús de Nazaret destruirá este lugar y cambiará las costumbres que Moisés nos dejó", aseguraron los judíos.
La cabeza de San Esteban cuelga del techo de una de las salas de la exposición. Se mece. Está rodeada por tres piedras y el vigilante del museo incita al visitante a lanzarlas contra el rostro. San Esteban fue lapidado a lado del joven Saulo, según las Escrituras. Tal parece, intencional o no, una representación exacta de aquel asesinato.
--Yo debo mantenerla en movimiento --cuenta la vigilante a un par de visitantes. Agrega que el propósito es ir destruyendo poco a poco las obras. Cuando se retiran de la sala, vuelve a mecer la cabeza de San Esteban y la sombra que genera la obra vuelve al movimiento.
A lado del mártir, se encuentra la obra que ilustra a la exposición: es un cuerpo hincado, sus piernas están cubiertas por una prenda azul y un conjunto de engranajes las separan del tórax descubierto. Cuando alguien se anima a apretar el botón rojo colocado en el piso, el brazo golpea el pecho con una piedra y genera aquel misterioso sonido.
"Santos vivientes, donde el arte cobra vida"... si el vigilante logra convencer al visitante de pasar del acostumbrado "no tocar" al "vamos, interactúa".
LA SANTA DE LOS DENTISTAS
El 9 de febrero, al menos en México y España, se celebra el Día del Odontólogo por la irónica relación con Santa Apolonia. De acuerdo con una carta del obispo Dionisio, la mujer fue agredida en Alejandría y "con repetidos golpes rompieron todos sus dientes".
Apolonia, dice la misiva, prefirió morir incendiada que repetir blasfemias contra Cristo o realizar sacrificios a los dioses romanos. En "Santos vivientes" se muestra su escultura, la cual sostiene unas tenazas. Cuando el visitante pisa un pedal...
--La mártir se arranca una muela --expresa una visitante sorprendida.
El recorrido compuesto por las creaciones del artista inglés concluye con una rueda que el visitante hace girar para leer su destino. "Te mantendrás virgen por el resto de tu vida", reza el número 12.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario