Haga o diga lo que sea, lo que sea, no estás ni estarás aquí. Me dices que es el tiempo. Y yo imagino que si el día durara 27 horas, las semanas nueve días y los meses, tal vez, 55 días, te seguiría faltando. Porque yo, aunque la rotación de este mundo durara menos de lo que ha durado por millones de años, allá afuera, en el universo, yo te daría dos segundos de mi vida. Uno para mí y otro para ti. Si pudiera tomaría al mundo sobre la palma de mi mano y le pediría poder verte.
Pero ya lo dijo Benedetti, y ese viejo tiene razón, la culpa es de uno que no enamora y no de los pretextos ni del tiempo.
DULCE OLVERA
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